Grandes ventajas de la educación rural
¿Y si nos estamos pensando que la educación en las ciudades es mejor para nuestros hijos y verdaderamente no lo es?
Habitualmente, cuando hablamos con personas que se plantean un retorno a entornos rurales y que además tienen hijos, la educación rural siempre logra aparecer en la conversación: “Yo estaría encantado de irme a vivir a un pueblo con mi pareja y mis hijos, pero mis hijos están en edad escolar y no sé qué futuro educativo les puede deparar un pueblo.»
Ante esta situación, deberíamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Y si nos estamos pensando que la educación en las ciudades es mejor para nuestros hijos y verdaderamente no lo es?
Desde la época de las misiones pedagógicas allá por 1931, y anteriormente con la Institución de Libre Enseñanza, la educación rural siempre ha supuesto un reto. Un reto que acarrea una enorme oportunidad para investigar nuevos modelos pedagógicos y cómo afecta su aplicación al desarrollo educativo de los alumnos. Adelantamos que, en la mayoría de los casos, los resultados han sido muy positivos.
Hay muchas pequeñas razones por las que la educación rural puede ser una buena opción para nuestros hijos. Aquí te comento algunas de ellas:
–Ratio Alumno-Profesor en la educación rural
La pandemia sanitaria derivada del Covid-19 nos trajo muchas cosas malas, pero también nos demostró una cosa: un menor número de alumnos por docente, permite que este se pueda centrar más en desarrollar una educación personalizada de sus alumnos. De esta manera, en mayor o menor medida, se puede trabajar directamente sobre la reducción del fracaso académico y posterior abandono escolar.
Por supuesto, no es la única razón ni mucho menos. Aun así, todos somos conscientes de la importancia que tiene que el profesor pueda dedicar tiempo de calidad a cada uno de sus alumnos. ¿Realmente puede atender a nuestros hijos como merecen si son 25 ó 30 por clase?
–Colaboración entre niños de diferentes edades
En muchos colegios rurales no hay suficientes alumnos de una edad similar como para poder crear un aula homogénea. ¿Es esto un inconveniente? Tal vez, todo lo contrario.
Principalmente, a través de estudiar durante bastante tiempo estudios relacionados con este tema, se demuestra que el alumno empieza a ser protagonista de su propio aprendizaje. Además, al haber un grupo heterogéneo, la figura del educador puede hacer más de guía que de fuente de sabiduría.
Las dudas que puedan surgirle a un niño durante su trabajo, pueden ser atendidas de diversas formas. En este caso, tanto el profesor, como cualquiera de los compañeros que ya han trabajado en esa tarea. El que pide ayuda, gana en autonomía al buscar cómo y quién puede ayudarle a resolver su problema; el que ayuda, gana en seguridad al poder atender a un compañero y, a su vez, empatiza con él porque conoce y también pasó por la misma actividad. Una situación en la que todos ganan.
Además de esto, también se desarrollan actitudes colaborativas y más cercanas al mundo real. Prácticamente en cualquier momento de nuestra vida es más probable que estemos rodeados de gente de diferentes edades y condiciones. Rara vez estaremos en un grupo homogéneo y controlado, características propias de un aula de educación primaria o infantil.
Si a esto le añadimos la importancia que tiene el saber explicar los conceptos, entenderemos el verdadero beneficio. Explicar conceptos actúa como prueba de la asimilación del conocimiento en sí. Una prueba más que sólida para contar como positivo la interrelación entre alumnos de diferentes edades. No hay más que recordar el famoso dicho de “Lo que oigo, lo olvido. Lo que veo, lo recuerdo. Lo que hago (en este caso explico) lo aprendo.»
–Mayor contacto con la naturaleza en el ámbito rural
Varios estudios han demostrado que el contacto con la naturaleza favorece múltiples resultados positivos. En un estudio llevado a cabo en Italia, se probó la hipótesis según la cual «la exposición a la naturaleza en contextos educativos fomenta la restauración psicológica, refuerza los recursos cognitivos y afectivos de los niños, y aumenta la calidad de la interacción social infantil» (Carrus y Passiatore. 2015).
Junto a estos estudios, también tenemos la experiencia de los países nórdicos. Entre ellos, el caso de Noruega, en el que “Frilufsliv” se distingue como un “fenómeno cultural que trasciende el ámbito educativo” (Sánchez Lerena, 2014)
Y es que este tipo de iniciativas y actividades, muy ligadas a modelos pedagógicos alternativos, tienen un gran potencial en entornos rurales. Tanto por la situación como por la demografía, su implantación es mucho más sencilla que en entornos educativos más urbanitas.
En definitiva, podemos decir que llevar a tus hijos a aprender y a desarrollarse en un entorno rural puede ser incluso más beneficioso para su educación que seguir estudiando en la ciudad. Lo único que debemos hacer es analizar las posibilidades que nos ofrece el nuevo lugar al que vamos, y conocer el proyecto educativo de la zona. Si para ello necesitas ayuda, no dudes en contactar con nosotros, Tenemos Un Pueblo Para Ti y te atenderemos de la mejor manera posible.